Por las dudas, solo por las dudas

Pocas cosas demuestran tan bien como soy yo como lo que me paso la semana pasada. Lamentablemente no tengo muchas ganas de escribir laaaargo así que voy a hacerle un homenaje a la brevedad.
Estaba llegando a la combi para irme para Quilmes, por cuestiones laborales. Viernes él. De buen humor me encontró el día y ¿Por qué no? Si después de todo el día daba para estar de buen humor. Subo y había varios lugares vacíos. Inmediatamente me llamó la atención una chica de nos mas de 19 o 20 años. Linda. Obviamente me senté a su lado. “Estudiante de derecho” me dije a mi mismo, y noté que estaba leyendo algo: el librito de las inscripciones para el cuatrimestre que comenzó hace poco en la UBA. Mi chance. Con el tono mas banana que te puedas imaginar dije “¿esas son las inscripciones de este cuatrimestre?”. Si, pregunta boluda de rigor. Se saca los auriculares y entablamos una pequeña conversación sobre la facultad. Ganadorrrrrrr. La chica pico bien. Pero pico demasiado bien, porque desde que se sacó el aparatejo de la oreja no paró de hablar un segundo. Y me tocaba el brazo. Mientras la miraba sin escuchar me imagine de 45 a 50 minutos de viaje en esa situación. ¿Ganador, yo?

Na

Le dije con mi mejor cara de nada “che, estas hablando muy fuerte” mientras señalaba su oído, como si indicara que la excusa eran los auriculares. Que, ambos sabíamos, no tenía puestos.
Me miró, Majo, como diciendo “nene…”. Y me dijo “ah… bueno…”.

Silencio.

Y yo disfruté de 45 a 50 minutos de viaje escuchando la Dos por Cuatro, fm 92.7.
No se donde estas ahora Majo, no se si nos cruzaremos una vez mas.
Pero por las dudas, no hables tan fuerte.

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