Al fín en casa
Volví gente… si me tome mi tiempo. Llegue a capital hace una semana y recién ahora escribo. Mi culpa, mi culpa. Estuve por aquellas lejanas tierras de misiones, poquitos días debo reconocer, pero estuve.
La verdad la pasé muy bien, me cague de risa, tome, vi a mi familia y conocí gente (que probablemente no vuelva a ver, pero bueno, espero haberles marcado la vida). Me sirvió para desconectarme de tanta basura con la que uno tiene que lidiar diariamente.
No se imaginan lo que es estar descansando en el medio del piray, refrescándose de una tarde de calor agobiante.
Una cosa que siempre me llamó la atención de misiones son las noches. A ver, no todas las noches, sino que las noches que corresponden a aquellas fechas de fiestas. A saber: navidad, año nuevo, día del amigo, de la primavera, etc. En esas noches sale la gente joven –de catorce en adelante… y catorce porque soy generoso- a juntarse con los amigos a la avenida principal. La cantidad de gente que se junta es increíble. ¿Y la actividad a realizar? Tomar. Esto no es lo que me llama la atención, porque esto resulta bastante normal. Pero las chicas… las chicas como se producen para salir. Es increíble: vestidos, zapatos, peinados… Uno no sabe para donde mirar.
Debería volver ^^’
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