El Sueño de los Tristes

-Hola (mi saludo fue cortado rápidamente por una voz femenina del otro lado del tubo) -(la voz femenina, entre señorial y amistosa) Buenos días. Si desea obtener información sobre trámites on-line, presione 1. Si desea obtener información sobre formularios, presione 2. Si desea obtener información sobre presentación de DD.JJ., presione 3. Si desea obtener información sobre SICAN, presione 4. Si desea obtener información sobre compras y licitaciones, presione 5. Si desea obtener información sobre los bancos habilitados, presione 6. Si desea obtener información sobre su clave fiscal, presione 7. Si desea obtener información Aduanera, presione 8. Una vez concluida la grabación, solo quedo el silencio en la línea. La inutilidad de la misma me exaspero, y solo atiné a apretar consecutivamente los números 9-5-8-3-2-1-4-7 en un acto de justa protesta no violenta. La respuesta de la grabación fue clara: -Buenos días. Si desea obtener información sobre trámites on-line, presione 1. Si desea ob...

¿A veces te sentís así?

Estos últimos días me colgué escuchando Oasis... de acuerdo, no es muy pesado que digamos, pero hay temas geniales. Préstenle atención a la letra…

Hubo un día, uno de estos días, que transcurren entre papeles y monitores -aun siendo de noche- en el que me desperté a eso de las tres de la tarde pensando: "quiero que alguien me regale un abrazo"

A ver que sale de esto...

En menos de un año en mi familia tuvimos que “bancarnos” la muerte de tres familiares. Ayer “paso a mejor vida” mi tío Ricardo. Antes de él, fue mi tatarabuelo Miño. Y en febrero de 2006 mi tío Rodolfo. Son situaciones extrañas, te consumen sicológicamente, te duele por la persona que no está mas, pero mas me duele por las personas que quedaron. Me partió el corazón ver a mi vieja y a mi abuela llorando desconsoladamente por mi tío hace un año, de la misma manera que “ver” mi prima hoy llorar por su padre. Mucho no puedo hacer, y eso me jode en exceso. De hecho, nada puedo hacer, más que unas palabras –inútiles- de consuelo. Caigo ahora en cuenta de que mientras fui un pibe no me toco vivir esto. La gente no se moría, éramos todos “eternos”, nadie dejaba de estar, al menos potencialmente. Veintidós años pasaron sin que tenga que preocuparme por la muerte de un familiar. Es raro como se da todo, los doctores, las internas de la familia, los recuerdos, los podría, debería… ¿...

Queridos hermanos, estamos aquí apiñados (¿?) para inmortalizar a quien una vez fue una pendeja, ahora oficialmente sometida por los avatares de los años. Ceci. Feliz cumpleaños Ceci. Ya vas a encontrar la manera de retener la pendejitud latente.